Panecillos de ajo, cebolla y orégano

Uno de los placeres que me trae siempre el fin de semana es tiempo, tiempo para dedicarme y poder hacer cosas que me gustan pero que a lo largo de la semana soy incapaz de realizar. Una de esas cosas es hornear pan.

Este fin de semana me levanté sin saber muy bien qué iba a cocinara aquella mañana. Lo que desde luego sabía era que iba a hacer pan. Quería un pan con sabor, algo diferente, y al decidir que iba a preparar algo ligero para comer (fue una completa ensalada), me apeteció muchísimo un pan enriquecido, lleno de aroma, así que a la masa le añadí ajo, cebolla y orégano.

Una delicia al alcance de todos. A ello:

Ingredientes:

- 500 grs de harina de fuerza
- 80 grs de harina de escanda ( espelta)
- 15 grs de mantequilla a temperatura ambiente
- 300 grs de agua
- 20 grs de levadura fresca de panadería
- sal
- una cucharada sopera de orégano
- una cucharada sopera de ajo molido
- una cucharada sopera de cebolla seca molida

Preparación:

En un bol ponemos las harinas, el agua templada, la sal y los condimentos. Comenzamos a batir con la batidora de varillas, utilizando el accesorio de amasar ( ganchos), y cuando veamos que ya la mezcla está bastante homogénea, introducimos la levadura desmenuzándola entre los dedos.

Seguimos amasando, y cuando veamos que están integrados todos los ingredientes sacamos a la encimera, previamente espolvoreada con un poquito de harina, y acabamos de amasar a mano.

Formamos una bola con la masa y la dejamos levar dentro del mismo bol, con un poco de harina en la base para que no se nos pegue.

Tapamos con un paño húmedo y dejamos reposar durante 30 minutos.

Pasado el tiempo estiramos la masa con un rodillo, formamos un rectángulo y lo doblamos en tres partes, es decir, un tercio de la masa hacia la izquierda, y otro tercio hacia la derecha sobre aquel (es un pliegue sencillo).

A continuación enrollamos la masa como su fuéramos a hacer una barra, en forma de cilindro, apretando para que nos quede estrecha, y la tapamos con el paño húmedo y dejamos de nuevo que fermente durante 15 minutos.

Una vez que pase el tiempo, cortamos la barra en trozos de unos 2 dedos de grosor y los vamos colocando sobre una bandeja de horno, forrada con papel de hornear.

Volvemos a taparlos con el paño húmedo y dejamos que hagan el último levado durante 90 minutos.

Precalentamos el horno a 250º. Damos a los panecillos, que habrán doblado su tamaño, un corte longitudinal, con una cuchilla o cuchillo muy afilado, y metemos la bandeja en el horno. Bajamos la temperatura a 200º, y horneamos durante 25 minutos.

El resultado ya lo veis, unos panecillos deliciosos, con un aroma y sabor muy mediterráneos (mi hija mayor bajó a la cocina y sólo comentó que olía a pizza...)

Ya vereis qué delicia!. Cada día me gusta más hacer pan...